«El visitante del cementerio en el Panteón municipal de Parral.»

«El visitante del cementerio en el Panteón municipal de Parral.»
Recopilada y redactada por Parral minuto a minuto
Esta historia que les voy a platicar la viví en carne propia, yo fue temporalmente sepulturero en el panteón municipal la experiencia que tuve me marcó para siempre.
Fue cerca de los años de 1960 sucedió una tarde. Yo estaba cavando nuevas fosas en los terrenos del cementerio que estaba ampliándose, cuando de pronto se me acercó un señor mayor. Lo saludé y él me devolvió el saludo. Lo vi avanzar entre las fosas sin dueño que yo aún estaba cavando.
El anciano rompió el silencio y sonriendo me dijo:
-Vengo por una de estas, para mí y mi esposa-
Yo le señalé las oficinas. Le dije que ahí podía hacer el papeleo para comprar, que era algo rápido. Me agradeció y se fue, pero no a las oficinas sino en dirección a las tumbas. Yo seguí en lo mío y ese día no lo volví a ver.
Pero el anciano volvió los siguientes días. Siempre se acercaba a saludarme. Un día me dijo que yo trabajaba mucho. Yo le respondí que sí, que tenía varios hijos y que todo lo hacía por mi familia. Me respondió que eso estaba bien. Él era poco conversador, por lo que las charlas eran breves. Yo seguía en lo mío, mientras él se alejaba hasta desaparecer de mi vista.
Cuando fue sábado me ordenaron abrir una tumba para trasladar aquel cuerpo a un nuevo lugar. Abrí la tumba en horas de la mañana y me fijé que trataba de una señora que había fallecido hacía casi ocho años.
En horas de la tarde de ese mismo día llegó un grupo de gente con un fallecido. Según comentaba la gente se trataba de un anciano que había estado viviendo sólo por muchos años luego de la muerte de su esposa. Ellos eran sus vecinos y al no tener más familia, se habían hecho cargo de él. Al abrir el ataúd pude ver el rostro del fallecido. Me asusté al descubrir que era el mismo señor que yo había estado viendo en el cementerio. Les dije esto a mis compañeros de trabajo, pero ellos se reían incrédulos. Pusimos el cuerpo de la señora junto al fallecido y los enterramos.
Cuando les volví a contar a mis compañeros, me dijeron que por eso uno siempre debe saludar y hablar respetuosamente con los visitantes del cementerio, ya que nunca se sabe si se trata de un vivo, de un fallecido o alguien que está a punto de fallecer.
ANÓNIMA
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